En el texto de la catastrofe silenciosa el autor lamentaba hace 30 años la ausencia de mecanismos de evaluación que pudieran permitir conocer el estado de la educación en México. Sin embargo, esto no fue posible hasta que, por primera vez, México participó en una evalución a escala internacional en el año de 1995, en el Estudio Internacional de Matemáticas y Ciencias, bajo el auspicio de la Asociación Internacional para la Evaluación de la Calidad Educativa (IEA por sus siglas en inglés, ver http://times.bc.edu/ y http://www.iea.org.nl/. ).
Sin embargo, desafortunadamente, las autoridades federales educativas de ese entonces (sexenio de Zedillo), decidieron NO PUBLICAR los resultados. Esto fue un gran desaire para los organizadores de la IEA, quienes después de esta experiencia decidieron cambiar las reglas: ningún país podría rehusarse a publicar los resultados de las pruebas así como el análisis de los mismos.
En el 2000, México participó en otra prueba internacional, el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés), bajo el auspicio de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) , y esta vez los resultados SI fueron publicados en el 2001 (ver http://www.pisa.oecd.org/), Y por PRIMERA VEZ , se dió a conocer el desempeño académico de los estudiantes mexicanos de 15 años en un comparativo con estudiantes de otros paises. De un total de 41 paises participantes, México quedó en el lugar 34. Actualmente, nuestro país, sigue participando en este tipo de evaluaciones internacionales en los cuales ha obtenido resultados muy deficientes. Gracias a la presión internacional los resultados de estas pruebas son del conocimiento de la sociedad y desde entonces ha sido tema de debate público, lo que puede convertirse en una herramienta eficaz de la ciudadanía para exigir al Estado que centre sus esfuerzos no sólo en la ampliación de la matrícula, sino en el aumento de la calidad de la educación.
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